Alejandro : Paciencia .... Con Acción
Friday, July 22, 2005
La Leyenda de los Hombres de la Luz...... Parte III
Vrin, venga un segundo…… lo llamó suavemente. Yhke alzó la mirada, y como siempre Sagl se sorprendió de la profundidad de sus ojos, que parecían dos ventanas entrecerradas que ocultaban algo enorme del otro lado. __ ¿Que necesita, mi amigo ?__ preguntó con tono de respeto no exento de afecto. Habia algo de paternal en la relación entre Yhke y sus amigos, aunque él apenas frisara los cuarenta y seis.__ Un escuadrón de yogibikecitos, Yhke gritó ….Vrin en tono alegre añadió : Que nos ayuden a patearles el trasero a los Ormatzs !! ……..El pedido fue alegremente coreado por todos, mientras Yhke enrojecia un poco y sonreia con un cierto orgullo. Todos sabian bien de los duendes y extrañas criaturas que poblaban los sueños de su amigo, y era inevitable que se transformara en algo divertido en medio del infierno de las trincheras. Yhke sonrió y se apresuró a rescatar a su favorito de las pullas con algunas preguntas técnicas sobre la inminente ofensiva, con lo cual el momento pasó y todos se concentraron en lo que vendría.Una vez finalizada la reunión, Sagl, Vrin y Yhke se sentaron a beber ron, vino y a departir una tabla de quesos en la improvisada despensa del batallón, divagando sobre mil temas como solian hacerlo. Los tres disfrutaban intensamente esa camaraderia, y les ayudaba a no pensar cosas desagradables. Las horas se les pasaron entre bromas, discursos de Yhke en una nueva lengua ininteligible que según el explotaba debidamente las raíces gaélicas del inglés y que estaba terminando de formar; arengas de Vrin imitando con gracia la profunda voz de bajo del Coronel y los comedidos pero siempre desopilantes comentarios de Sagl. Cuando se hicieron las cuatro de la tarde, se despidieron con un abrazo y cada uno marchó a su sector. Yhke se acomodó observando con sus binoculares frente a la posición de ataque, y aguardó la señal. Primero fue el in crescendo de la artilleria pesada, pulverizando el bosque con granadas de 150 mm para hacer salir a cualquier bipolarisormatz escondido y para despejar los posibles campos minados. El odontohabemus no pudo dejar de ver con tristeza los tocones semiquemados de los árboles del borde del bosque, mientras imaginaba como deberia verse de cerca tanta destrucción. No era que no supiese lo que era ver la "tierra de nadie" desvastada como una visión dantesca entre las trincheras, sino que le dolía mucho mas el sufrimiento de los árboles hacia los que sentia gran amor. Mientras sacudia la cabeza con tristeza, con el rabillo del ojo atisbó la serie de bengalas que anunciaban el inicio del ataque. Era la hora de la infantería, aunque también los bipolarisormatz lo sabian y empezaron su propio bombardeo, hasta que el horizonte empezó a iluminarse por fantasmagóricos relámpagos y la tierra parecia temblar con el ronco bramido de los cañones pesados. En medio de la pesadilla, Yhke se vio a si mismo avanzando acompañado por sus compañeros, chapoteando entre los charcos y el barro, agachándose ante el silbido anunciador de la bala y levantándose tras cada caída mientras corria hacia la relativa protección de los árboles.Mientras pedaleaba, murmuraba sin cesar un padrenuestro en latín mezclado con algunas palabras de sus idiomas. Durante un instante eterno, acuclillado en el cráter de un impacto directo, tomo conciencia clara mientras sentia un escalofrío que si moria todos los lenguajes y mundos que soñaba moririan con él. Si tuviese una oportunidad de postearlos en mi blogger, pensó con tristeza. Pero ahora estaba en medio de una tormenta de fuego, y las oportunidades eran un círculo estrecho de probabilidades que cambiaban mientras pedaleaba de un cráter a otro, alambrado tras alambrado, paso a paso, al compás de su respiración anhelante, el olor a pólvora y los gritos de los que caian. El bosque fue una liberación. Ahora al llegar a su interior tras su loca bicicletada vio de cerca el sufrimiento de los árboles, las crueles heridas infligidas, las ramas arrancadas que nunca florecerían. Mientras se apresuraba entre los troncos, tratando de aprovechar la luz de las bengalas para ver en la difusa semioscuridad de la noche temprana y el humo de los incendios; Yhke sintió mas fuerte que nunca la llamada de la naturaleza pedaleando al límite de su propia vida.
Posted by Alejandro Cuevas Arriagada ::
7/22/2005 12:41:00 pm ::
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