Para intentar vivir el mundo de la sinestesia, imagine un limón verde, jugoso. Seguramente comenzará a salivar.Las personas que perciben en estéreo, habitan permanentemente una realidad de sentidos fusionados: un espacio donde los sonidos son vistos y las palabras y aromas tienen color; donde el número 10 puede ser olido y el fucsia tiene un sabor. Suman y siguen un patrón determinado de cruces sensoriales. Según el neurólogo Richard Cytowic ("El hombre que degustaba formas"), quienes lo experimentan son "fósiles cognitivos" y "una investigación de su ocurrencia probablemente culminará en un nuevo modelo de la mente". Para los sinestetas, el timbre de una casa es un conjunto de triángulos y el ladrido de un perro es un círculo con puntos a su alrededor (hay dibujos e investigación de laboratorio al respecto). Recomiendan que para entender mejor la aproximación a la realidad desde su perspectiva, "Fantasía", de Walt Disney, es un buen ejemplo pues es un film que intenta visualizar la música, siendo que Walter Disney habría poseído esta facultad. Las mayores exploraciones se dan hoy en el campo de las artes visuales, donde los artistas someten sus pinceles al mandato de un concierto para ver qué resulta, sin interferir con ideas prefijadas. También hay una larga lista de narradores que desde principios del siglo XX han recurrido, inconscientemente, a técnicas sinestésicas, como Edgar Allan Poe en "Alone"; Fernando Pessoa en "El tabaquero"; Vladimir Nabokov en "Habla, memoria", o Pablo Neruda en "Poesía".Carol Steen (USA) es creadora de pinturas esculpidas y manifiesta: "Puedo usar colores para ver formas y música para ampliar esas formas. Es como un modo adicional de conciencia". El belga Heyrman agrega estas pistas a sus años de investigación y saca conclusiones: "Vemos la 'experiencia sinestésica' en todas las formas de arte. Por eso servirá como un medio para aunar las artes en una unidad psíquica de los sentidos; la que nos conducirá a percibir el mundo tal como es: redondo, no lineal".
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